sábado, 31 de octubre de 2009

El partido del viernes (30/10/2009)

El pasado martes 26 de octubre, comenzó la nueva temporada de la NBA. Este año realizaré las crónicas de los partidos de las noches de los viernes a los sábados que retransmite cuatro.

Para comenzar la temporada, cuarto nos ofreció un partido que enfrentaba a dos equipos con jugador español. Los Memphis Grizzlies de Marc Gasol recibían en el Fed-Ex Forum a los Toronto Raptors de Jose Manuel Calderón.

Los Grizzlies llegaban a este partido tras perder de 22 puntos el miércoles frente a los Pistons de Detroit a pesar de los 21 puntos y 15 rebotes de Gasol. Mientras que Toronto venía de vencer a los Cleveland Cavaliers de Lebron James con un gran Andrea Bargnani.

Pero esto acaba de empezar y un solo partido no quiere decir nada. El encuentro estuvo muy igualado durante los 48 minutos. Chris Bosh comenzó a un excelente nivel. Ojo a Bosh este año. El año que viene es agente libre y quiere un súper contrato al ser posible con los Knicks de New York. De hecho llegó con 25 puntos al descanso.

Quien no jugó al nivel esperado fue Andrea Bargnani, que después de superar a Shaquille O´Neal dos días antes, se mostró muy desacertado en el tiro y si andrea no anota desde fuera no ganará ventaja con su par.

Por parte de Memphis nos encontramos con un Zach Randolph encantado de intercambiar canastas con Chris Bosh, conocida su faceta de chupón rematado. Marc Gasol jugó poco en el primer tiempo por problemas con las faltas personales, pero aún así anotó 19 puntos y cogió siete rebotes (para mí pocos).

La defensa de Randolph sobre Bosh (vivir para ver) en las últimas jugadas y el acierto de O.J. Mayo en el último cuarto fueron el factor decisivo para que el partido se decidiese a favor de los Grizzlies.

La verdad es que estoy expectante por ver como Allen Iverson puede encajar en este equipo, pero si consigue sumar en vez de restar, puede que en Memphis se lo pasen bien este año. No es equipo de Playoffs ni de lejos pero por lo menos darán espectáculo.

Por cierto, Daimiel ha vuelto a las retransmisiones de cuatro. No de la mano del malogrado Andrés Montes, pero seguro que no dará algo más de información y de entretenimiento que Loncar (Gran jugador, mediocre comentarista). Según la web de cuatro, Daimiel iba a acompañar a Carnicero y Loncar, pero esta noche narraba otro comentarista bastante sosete, claro que después del maestro Montes, todo nos parece poco.

Aquí os dejo un resumen del partido y las estadísticas.


sábado, 24 de octubre de 2009

Las diez mejores jugadas de la temporada 2008-2009 en la NBA.
6.- Vince Carter. Mate y victoria.

Dos segundos para el final y nadie cerca del aro contrario defendiendo. Si sumas estos dos factores y les sumas a Vince Carter en tu equipo, la respuesta es fácil y rápida. Alley-oop desde la línea lateral y dos puntos.

Quizá lo que habría que aclarar es por qué no pensó lo mismo el entrenador de los Raptors. Además, pone a Calderón a defender a Carter, cuando la capacidad de salto del americano es muy superior a la del extremeño. Aunque se hubiese decidido por el tiro, Calderón nunca habría llegado a taponarlo, como mucho a la falta.

De todas formas, bien por los Nets, por la capacidad de decidir partidos de Vinsanity, quien este año se encuentra ante su gran oportunidad de ganar el anillo en Orlando junto a Superman Howard.

sábado, 17 de octubre de 2009

Andrés Montes D.E.P.

Ha fallecido Andrés Montes. Ayer sobre las 23:00 estaba yo viendo la televisión con mi novia. Un a película de la 2 (El método Gronholm) y en una tanda de anuncios abrí una página de la edición web del diario Marca cuando un titular se sobrecogió: “Hallan muerto en su domicilio de Madrid al periodista Andrés Montes”. Junto con la sorpresa inicial por la noticia, note que sentí una gran tristeza. De hecho cuando se lo dije a mi novia también se entristeció y eso que a ella no le gusta ver deportes por televisión, pero con Andrés Montes se divertía. Se que algunos de vosotros sentisteis algo parecido, de hecho Beaver me envío un mensaje sobre las 23:45 también sorprendido. Está claro que era un tipo que caía bien.

No era más que un periodista deportivo, un narrador de futbol y baloncesto, pero no es menos cierto que era distinto a todos los demás. Sus narraciones no eran las más académicas, pero no había nadie como él para entretener en un partido aburrido.

Recuerdo como conocí a Andrés Montes. Creo que fue un documental de Canal+ donde se habló de un peculiar narrador de futbol en Radio España, que llamaba a los jugadores con motes y que tenía un estilo de narración nada convencional. Me picó la curiosidad y escuché un partido. Mi extraña memoria selectiva me permite recordar que era un Atlético de Madrid contra el Rayo Vallecano. Era la temporada 1995-96, año del doblete del Atlético, del que soy aficionado y por lo tanto esperaba una victoria local, jugándose en el Calderón. El caso es que empezó el partido y no me enteraba bien de la narración. Santi era “Satiseña”, Pantic era “Buenos días me llamo Milinko Pantic”, Molina era “Mouuuulina” y así con todos. Acostumbrado a narraciones más ortodoxas, no me gustó nada la de Montes. Además, el Atlético empató a cero fallando Penev un penalty que paró Wilfred.

No volví a saber de él hasta el año siguiente. Canal+ compra las retrasmisiones de la NBA, y dejan de verse por la 2. Yo que no estaba abonado, deje de ver la NBA durante varios años. Sólo cuando iba con mis padres a casa de unos amigos los sábados por la noche, podía ver algo porque ellos si estaban abonados. En junio de 1997 volví a contactar con la NBA viendo el cuarto partido de las series finales de la NBA que enfrentaba a los Utah Jazz con los Chicago Bulls. El partido fue increíble, pero Montes no me gustó nada de nada. Acostumbrado a Ramón Trecet, que por cierto tampoco era el narrador más convencional, Montes me ponía muy nervioso. Gritaba mucho y su forma de narrar no me gustaba, pero incluso entonces, me empezó a caer simpático. Ese señor bajito, mulato, rapado, con esas gafas redondas y esa pajarita tenía un torrente de energía dentro que contagiaba.

No fue hasta el año 1998, cuando llegó el Canal+ a mi casa, y con él, la NBA. Para más mala suerte para mí, año de Knock Out, por la huelga de jugadores, por lo que la temporada no empezó hasta casi febrero. Aunque el título lo ganó San Antonio, fue el año de los Knicks. Llegando octavos a los play-offs, fueron eliminando uno a uno a todos sus rivales con el factor cancha en contra. Maravillosa fue la canasta de “Hilo de seda” Houston a falta de ocho décimas que dejó fuera a los Miami Heat en primera ronda. Ya empezaban a quedarse apodos en nuestra cabeza. Y llegó la final con Tim “Siglo 21” Duncan por un lado y Latrell “Melodía de seducción” Sprewell por otro. Con ese sensacional quinto partido en el que una canasta de Avery Johnson dio el título a los Spurs.
Puedo decir que fue desde entonces cuando Montes me ganó para su causa. Es cierto que su estilo de narración no era nada convencional, pero junto con el contrapunto perfecto que era Antoni Daimiel, formaron una sólida pareja durante prácticamente diez años.

Cuando más se notaba la mano de Montes, era en esos partidos aburridos que a las tres de la mañana, no te apetecía nada quedarte a verlo terminar y sin embargo te quedabas por escuchar las conversaciones de ellos dos. Las anécdotas del “Calabazas club” al que los dos pertenecían, conseguían mantener mi atención. . Tanto llamaba la atención su forma de narrar que hasta la propia NBA puso su imagen en una promoción de la liga por el mundo.

Después se marchó a la sexta donde ya consiguió gran fama narrando los partidos de liga y del mundial de Alemania 2006, así como del mundial de Japón y los europeos de España y Polonia de la selección española de baloncesto junto con Juan Manuel López Iturriaga, otra gran pareja.

Andrés Montes, un periodista poco convencional, que provocaba reacciones encontradas. O te gustaba mucho o no te gustaba nada, excesivo en sus tics, pero que a casi todos caía simpático. Te echaremos de menos Andrés Montes. D.E.P.

martes, 13 de octubre de 2009

Que fue de … Steve Francis?

Seleccionado por Vancouver Grizzlies en la 2ª posición de la 1ª ronda en el Draft de la NBA de 1999 procedente de la universidad de Maryland, empezó a jugar en los Houston Rockets, donde consiguió sus mayores logros. Allí encontró su sitio en un equipo que dejaba una época gloriosa con dos anillos en los años 1994 y 1995 y estaba en clara reconstrucción. En Houston se hizo con el título de rookie del año y se le conocía como “Franchise” en un juego de palabras con su nombre (Francis). Jugó tres All-Star en el equipo del oeste en los años 2002, 2003 y 2004. Allí jugó hasta el 2005 cuando fue traspasado a los Orlando Magic junto con otros jugadores como Cuttino Mobley en el traspaso que llevó a Tracy Mc Grady a Houston y posteriormente, en el 2006, fue traspasado a los New York Knicks y posteriormente a los Portland Trail Blazers. Para la temporada 2008 no renovó y volvió a ser fichado por los Houston Rockets eligiendo a estos por encima de ofertas de otros equipos como Miami Heat, Dallas Mavericks o Los Angeles Clippers.

Francis fue traspasado el 24 de diciembre de 2008 a Memphis Grizzlies a cambio de una segunda ronda condicional del draft de 2011 para posteriormente ser cortado. En 2008/2009 no jugó en ningún equipo.

Aquí tenéis un video de sus mejores años en Houston. Veréis que tiene una increíble capacidad de salto que le llevó a participar en uno de los mejores concursos de mates de la historia en 2000 junto con Vince Carter y Tracy Mc Grady.

Michael Jordan reta a Carmelo Anthony a un concurso de tiro. Adivinad quien ganó.

En un clinic que Michael Jordan impartió en un instituto este verano, Mr. Michael tiró de agenda y llamó a una de las megaestrellas actuales de la liga como Carmelo Anthony.

Michael retó al alero de los Nuggets a un concurso de tiro junto con un chaval cada uno. La verdad es que los chavales del instituto meten más o menos lo mismo y no está mal, así que la cosa se decide entre Anthony y Jordan.

Sólo queda ver el resultado final…



Al loro con el colega que juega con Jordan. Va en chanclas y con calcetines, pero el tío las enchufa.

domingo, 4 de octubre de 2009

Las diez mejores jugadas de la temporada 2008-2009 en la NBA.
7.- Kobe Bryant. Auto alley-oop.

Jugada del jugador de los Lakers de Los Angeles Kobe Bryant en el segundo partido de las semifinales de conferencia frente a los Houston Rockets.

Una clara demostración de que el bueno de Kobe, se basta y se sobra para buscarse la vida a la hora de anotar.

Ante la tremenda defensa de Shane Battier, Kobe encuentra el recurso de apoyarse en el tablero para después recoger el balón y meterlo dentro.

Una vez más liderando a su equipo para pasar los peores momentos hasta conseguir el ansiado anillo. La victoria en este partido fue fundamental ya que fue la eliminatoria más igualada de todas las que superaron los Lakers en su camino al título.

10 mejores entrenadores de la historia
(Red Auerbach)

Con un puro en su mano, Red Auerbach guió a los Boston Celtics a 16 Campeonatos de la NBA

Red Auerbach ha sido el arquitecto y maestro de una de las franquicias más importantes en la historia de los deportes profesionales: los Boston Celtics. Con su inseparable cigarro, Auerbach no sabía lo que era la pasividad en un banquillo; derrochaba agresividad, verborrea y tenía un muestrario de gestos. Su tarea no era nada fácil, ya que llegó a entrenar a 11 jugadores presentes hoy en el Salón de la Fama y, además, lideró a los Celtics a 10 títulos de la División Este en 16 años. Su estilo apasionado por el baloncesto obtuvo numerosas recompensas. Desde 1959 hasta 1966, los Celtics ganaron 8 anillos de la NBA de manera consecutiva, una marca increíble en la historia del deporte mundial. Auerbach también posee el honor de ser el primer entrenador de la historia en ganar 1.000 partidos, y encabeza el mejor balance victorias-derrotas de todos los tiempos con los siguientes números: 1.037 ganados y 548 perdidos a lo largo de su exitosa carrera.

Fue nombrado entrenador del año en la NBA en 1965 y, en 1970, fue declarado como el mejor entrenador de toda la historia de la NBA. En 1980, la Asociación Profesional de Periodistas de Baloncesto de América volvió a ratificar a Auerbach como el mejor entrenador de la historia de la liga. Red Auerbach comenzó su brillante carrera de entrenador en 1946 en la BAA con los Washington Capitals, a los que guió en 1947 y 1949 a conquistar los títulos de división. En 1950, Auerbach llegó al lugar que le catapultaría a la fama: los Boston Celtics. Tras dejar los banquillos, Red inició en Boston su trabajo de directivo, recibiendo en 1989 el reconocimiento de la NBA como Ejecutivo del Año.

Arnold Jacob Auerbach nació el 20 de septiembre de 1917 en Brooklyn. Era hijo de Marie Thompson y Hyman Auerbach, un inmigrante bielorruso de Minsk. Su padre había abierto una pequeña lavandería en una de las zonas más populares de Nueva York. Red creció en Brooklyn. En su barrio de Brooklyn, no había ni fútbol, ni béisbol. Eran deportes demasiado caros y no había campos para practicarlos. Red solía jugar a basket y balonmano en la calle, como tantos otros chicos de su edad. Debido a su pelirrojo cabello y a su ardiente carácter, Arnold se ganó el apodo de "Red". Ayudaba a su padre y ganaba algo de dinero limpiando los parabrisas de los taxis. "Yo apreciaba el hecho que mi padre era un trabajador duro," dice Red, explicando la influencia de su progenitor. Red no quiso seguir el negocio de lavandero; Arnold “Red” Auerbach tenía una cita con la historia.

Durante la Depresión de los años 20, el adolescente Red fue al Instituto del Distrito Este, donde obtuvo buenos resultados. Allí empezó su relación en serio con el baloncesto. El punto de inflexión en su carrera fue su paso por la Universidad George Washington en D.C. Bajo las órdenes de Bill Reinhart, el mago del contraataque, Auerbach aprendió el desarrollo del juego y la impronta que más tarde sería la seña de identidad de los Boston Celtics. Con la recomendación de Reinhart, Red se hizo cargo como director deportivo del prestigioso St. Alban's Prep en un suburbio de Washington, D.C.

Una vez finalizada su carrera en el college, se enroló en la Marina Militar, sin dejar de lado su gran amor: el baloncesto. Auerbach fue asistente en la Universidad de Duke, antes de convertirse en entrenador principal de los Washington Capitals. Mike Uline, propietario de los Washington Caps, quería a Auerbach para dirigir su equipo. Aunque en principio, la familia fue un impedimento a la hora de aceptar el cargo, Red acabó fichando por los Caps. Lo primero que hizo fue hacer una lista con los nombres de jugadores que recordaba tras su paso por la Marina.

Auerbach sólo tenía 29 años. Algunos de los jugadores de los Caps incluso eran más veteranos que Red. En la temporada 1946-47, su equipo finalizó con 49 victorias y 11 derrotas. El primer año en D.C., ya los condujo a la final. Red poseía cualidades diferentes a la del resto de entrenadores. Sabía como tratar a los árbitros, tenía un consumado talento de ganador (algo muy valorado en Estados Unidos), además de ser un intimidador como pocos. Después de tres años en Washington, se marchó a entrenar a los Tri-Cities (Moline, Illinois; Rock Island, Illinois y Davenport, Iowa). La causa fue una disputa con el propietario de los Caps, Ben Kerner. Después de un fugaz paso por los Tri-Cities Blackhawks (luego serían los Atlanta Hawks), finalmente, aterrizó en Boston. Walter Brown, ahora el dueño de los Celtics, estaba buscando entrenador jefe para los Celtics. Brown había ayudado a iniciar la Asociación Americana de Baloncesto (BAA). El propietario de los Celtics, debió ver algo especial en Red para darle carta blanca en la franquicia. Auerbach no le defraudó. La relación de Auerbach con el baloncesto parecía de tipo religioso.

Bajo la batuta de Auerbach, los Celtics de inicios de los 50 eran un gran conjunto, pero no habían llegado todavía a su techo. Auerbach se ha reconocido en más de una ocasión como una persona afortunada en la vida. Enamorado del juego veloz aprendido en la universidad de la mano de Reinhart, quería trasladar ese tipo de juego a los Boston Celtics. Con la llegada de Bill Russell, se convirtieron en un equipo intimidador. Russell podía cambiar un partido sin anotar un solo punto. Era la pieza que necesitaba Auerbach para engranar un equipo que estaba destinado a escribir una leyenda en la historia de la NBA.

En su primer año, Russell guió al equipo en rebotes, a pesar de una lesión que le tuvo apartado de las canchas los dos primeros meses de competición. Los Celtics ganaron su primer anillo de la NBA aquel año: 1957. En 1958, Russell volvió a lesionarse. Esta vez, ante St. Louis en las finales. Los Hawks ganaron en 6 partidos. Éste fue el inicio de un dominio abrumador del baloncesto mundial por parte de los Celtics, ya que encadenaron 8 títulos de la NBA de manera consecutiva.

Los ingredientes de Red Auerbach eran básicamente ocho: condición física óptima, trabajo duro, mentalidad ganadora, táctica (fue el primer entrenador en utilizar al sexto hombre como arma táctica), psicología (puño de hierro y disciplina tremenda gracias al hecho que sabía motivar a los demás), pressing (fue el primer entrenador en rotar 10-12 jugadores para agotar al rival) y un esquema de juego.

Los platos del señor Auerbach fueron un éxito año tras año. Quizás variaba o añadía algún ingrediente cada temporada, pero el resultado siempre era exquisito. La innovación también formaba parte de su manera de entender el juego del baloncesto. Pero a pesar de tanto cambio, los grandes jugadores acataban y plasmaban sus órdenes sin rechistar. Sin duda, tiene mérito que la personalidad de un entrenador prevalezca por encima de un cúmulo de estrellas del basket. Auerbach siempre ha creído en la fidelidad y la lealtad. Le gustaba tener a sus jugadores hasta el final de sus carreras deportivas. Paradójicamente, nunca fue partidario de los contratos largos. Pensaba que el jugador debía tener un contrato anual, renovable por otro más al final de cada campaña. De esta manera, sus pupilos jamás se acomodaban y siempre sacaban lo mejor de su repertorio para poder seguir en el equipo.

Quería que sus pupilos acabaran sus trayectorias con la camiseta de los Celtics, no con otra elástica. No cabe duda, Red Auerbach era un hombre increíble. Como se suele decir: genio y figura. Famoso dentro y fuera de la pista, amado y odiado a partes iguales, polémico y conciliador, protagonista sin protagonismo... El modelo para toda una generación de entrenadores. Phil Jackson es uno de sus alumnos aventajados, ya que su trabajo, tanto en Chicago como, sobre todo, en Los Ángeles, es digno de mención y reconocimiento.

Auerbach estaba obsesionado con la victoria, con el baloncesto las 24 horas del día. Por esta razón, Auerbach sugería a todos los miembros de los Celtics que no comprasen casa en Boston, para que de esta manera la familia no fuese un impedimento a la hora de estar totalmente concentrado en el basket. Red tenía una curiosa teoría. Después del entrenamiento o el partido, un jugador de su gusto volvía a su casa alquilada o al hotel, comía cualquier cosa mientras preparaba el siguiente partido; en cambio, el adversario a buen seguro cenaba en casa con su mujer, daba el beso de las buenas noches a sus hijos, es decir, que este prototipo de jugador tenía que pensar en demasiadas cosas como para estar concentrado en jugar el siguiente partido. Según Auerbach, la mente de este jugador no estaba en lo que realmente cuenta: ganar.

Red sabía motivar individualmente a sus jugadores. Un aspecto tan importante como extremadamente complicado de llevar a la práctica. Conocía qué botón debía apretar en cada momento para extraer lo mejor de cada jugador para el bien del equipo. Todos eran jugadores con un tremendo talento para el basket, pero esto no garantizaba los triunfos. La calidad sin esfuerzo no sirve de nada. Por eso, tenían que trabajar más duro que el resto de franquicias. Red era de los que pensaba que la confianza en uno mismo es el primer paso para el éxito, pero que la disciplina es la parte más importante para conseguirlo.

Al final de los partidos, Red solía sentarse en el banquillo y disfrutar de uno de sus famosos puros. Incluso los fans se apresuraban a ofrecerle alguno. Auerbach protagonizó diferentes anuncios de tabaco, con el siguiente slogan: "el puro de la victoria". Razón no le faltaba.

Cada vez que Auerbach veía que su equipo podía perder un partido o que se estaba relajando en exceso, encendía su "puro de la victoria". Esto enfurecía a los aficionados rivales, que comenzaban a animar con más fuerza a los suyos. Claro está, los jugadores de Red jugaban más presionados pero, al mismo tiempo, estaban totalmente metidos en el partido. Este era el objetivo de Auerbach al encender su puro. La hostilidad del rival hacía jugar mejor a sus jugadores. Su estampa en el banquillo fumando con satisfacción su puro de la victoria solía ser un acto de provocación a los rivales, a los que sacaba de sus casillas. Red también disfrutaba esparciendo el humo de su puro en señal de victoria. Desgraciadamente, este original ritual de triunfo llegó a su fin. Después de su retirada como entrenador de los Celtics, Red Auerbach, dejó de fumar en el Garden. Sin embargo, su personalidad era tan especial y única, que incluso en el Legal Seafood de Boston, un cartel reza lo siguiente: No cigar or pipe smoking, except for Red Auerbach.

No cabe duda que se podría escribir un libro con todas las anécdotas de Red Auerbach. Tampoco hay que olvidar una superstición que señalaba que el personaje de la fábula céltica, el Leprechaun, era el que se encargaba de hacer que los jugadores perdieran el balón o que los camerinos visitantes quedaran sin energía eléctrica. Pero lo cierto es que Boston no ha necesitado de personajes invisibles para ganar tantos títulos, ya que dicha franquicia ha contado con algunos de los mejores jugadores de la historia de la liga. Buena prueba de ello son: Bill Russell, Sam Jones, Bill Sharman, Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, entre otros.

En los Celtics, Auerbach instauró una especie de estrategia según la cual ningún rookie podía ganar más dinero que un veterano y, también, recalcó la idea de que todos los jugadores debían sentirse orgullosos de vestir la camiseta de los Celtics, renunciando así ante cualquier oferta tentadora de otros equipos. En 1981, Kevin McHale estuvo a punto de fichar por el Olimpia de Milán, irritado con la rigidez negociadora de Auerbach. En el último momento, Auerbach cedió y McHale firmó con los Celtics bajo sus condiciones. Esta fue una de las pocas veces que Red Auerbach se la tuvo que envainar a lo largo de su carrera deportiva y directiva. Con el tiempo, se demostraría que había valido la pena ceder ante el gran rendimiento ofrecido por McHale.

Con humo de puro y 13 años de Russell, los Celtics lograron 11 anillos de la NBA. Pero tras la retirada de Russell en 1969, vinieron tiempos de vacas flacas. Muchos detractores intentaba minimizar los éxitos de Red diciendo que había ganado tantos títulos gracias a Russell. Este hecho picó a Auerbach. El desafío estaba planteado. Cabe decir en favor de Red que Los Ángeles Lakers tuvieron a Wilt Chamberlain, Jerry West y Elgin Baylor y nunca ganaron un título.

Cansado de comentarios impertinentes, Red quería ganar de nuevo y demostrar a los críticos que podía ganar dentro y fuera de la pista. Cuando dejó de entrenar en 1969, Auerbach imprimió su carácter ganador también a los altos estamentos del club. Él continuaba dando consejos al entrenador y a los jugadores de turno. La característica fundamental que buscaba Red en todos los que habían de formar parte de la franquicia del trébol era sencilla: debía correr sangre verde por sus venas. Así pues, después de Auerbach, llegaron al organigrama técnico Bill Russell, Satch Sanders, Tom Heinsohn, es decir, gran parte de las estrellas ex Celtics.

Consiguió dos anillos de la NBA en los años 70 para los Celtics. El único equipo en lograrlo además de los New York Knicks. En 1978, Larry Bird era la pieza que Auerbach buscaba para volver a revivir la mística de los Celtics. El rubio del 33 se convertiría en el emblema de los Celtics. Auerbach, sólo necesitó ver jugar una vez a Bird para darse cuenta que poseía el talento suficiente para triunfar en el Boston Garden. Los Celtics ganaron 29 partidos en la temporada 1978-79 y ganaron 61 en la campaña siguiente ya con Bird como cabeza de cartel. Bird causó un impacto inmediato en la liga, promediando 21 puntos y 10 rebotes por partido. Su identificación con el club de Boston era tan fuerte que Bird llegó a decir en una ocasión lo siguiente: "Jugaría con un brazo roto por Red, él haría lo mismo".

A inicios de los 90, las prematuras retiradas de McHale y Larry Bird iniciaron una profunda mala racha de la franquicia de trébol. El equipo ha estado sumido en una grave crisis de resultados en la pasada década, que incluso le ha impedido clasificarse para los playoffs en las últimas temporadas. Sin embargo, en la campaña 2001-2002, Antoine Walker y Paul Pierce están llevando por un sendero ganador a los Celtics. Ya veremos hasta cuando.

No hay duda. Ningún entrenador en la historia de la NBA ha tenido un mayor impacto en el juego del que tuvo Red Auerbach con los Boston Celtics. Durante su paso como entrenador jefe, general manager y presidente, Red estableció muchos records impresionantes que todavía permanecen intactos, y que lo continuarán estando por muchos años.

Auerbach jugó un papel de pionero dentro de la NBA. En 1950, Red y Joe Lapchick, entrenador de los New York Knickerbockers, ficharon a los primeros dos jugadores de raza negra en vestir los uniformes de la NBA. Red también fue el primer entrenador en alinear de salida 5 jugadores negros. Auerbach ha recibido numerosas distinciones y premios a lo largo de su trayectoria, incluida su entrada en el Salón de la Fama en 1968. Auerbach llevó a los Celtics a nueve campeonatos, implantando un récord de ocho seguidos entre 1959 y 1966.

Hay que decir que también ha sido una gran fuente de coraje para la juventud a través de la Commonwealth. Estableció The Red Auerbach Fund en 1985 para promover el recreo atlético y otras actividades de desarrollo para los jóvenes en Boston y Massachusetts. Su fundación cuenta con la colaboración de diferentes patrocinadores de la comunidad. La Fundación Red Auerbach es responsable de proporcionar ocho becas anuales a los estudiantes de instituto de Massachusetts, basadas en sus capacidades académicas, atléticas y de liderazgo, como no podía ser de otra manera.

La sombra de Auerbach todavía es alargada. Sus opiniones fueron escuchadas siempre con atención. Nunca tienen desperdicio. Auerbach consideraba que un equipo formado por jugadores de los años 50 y 60 podría ser un nuevo "Dream Team". Este equipo, según Red, incluiría a Russell, Pettit, Baylor, Robertson y West. En el banquillo, encontraríamos a Abdul-Jabbar, Chamberlain, Barry, Havlicek, Cousy y el Dr. J. Sin duda, esta escuadra no tendría nada que envidiar al conglomerado de estrellas que participó en Barcelona'92.

En definitiva, Auerbach es el verdadero artífice de la mística que rodea a los Celtics, a pesar de que la franquicia ya no es lo que era antaño. Sin haber jugado nunca un partido en la NBA, Arnold Auerbach, "Red" para los amigos, ha sido uno de los personajes de mayor impacto en la historia del baloncesto profesional, primero como entrenador y luego como general manager y presidente. Auerbach tenía un estilo único e inconfundible. Si existe un orgullo de los Celtics, si Boston es el equipo con más títulos y tradición en la historia de la NBA, se lo deben en gran medida a la labor de Auerbach. Bill Russell, John Havlicek, Bob Cousy y después Dave Cowens, Larry Bird, Kevin McHale también han puesto su granito de arena. Todos ellos han alimentado la leyenda de los Celtics, aunque la base de esa leyenda es, sin duda alguna, Red Auerbach. Fue grande y genial como entrenador, un experto en condicionar las decisiones de los árbitros y de los rivales, un sabio a la hora de motivar a sus jugadores y construir un equipo casi perfecto, además de un defensor acérrimo de sus ideales y conceptos baloncestísticos. En 20 años como entrenador venció en 938 partidos, 98 victorias en playoffs y 9 títulos de la NBA; como general manager, ha conseguido otros 7 anillos. Ahí es nada. Luego dicen que para convertirse en un mito, una persona debe morir joven, con riqueza y en extrañas circunstancias. Pues bien, Arnold "Red" Auerbach no ha necesitado cumplir dos de esas premisas para estar presente, por méritos propios, en el Olimpo de los dioses de la NBA.

El 28 de octubre de 2006, Red Auerbach murió de un ataque al corazón. El comisionado de la liga David Stern dijo, tras conocer su muerte, que "su vació nunca se llenará", y ex-jugadores como Bill Russell, K.C. Jones, John Havlicek y Larry Bird, así como contemporáneos como Jerry West, Pat Riley y Wayne Embry, proclamaron de manera universal a Red como una de las mejores personalidades de la historia de la NBA. Auerbach dejó dos hijas, Nancy y Randy, y fue enterrado en el King David Memorial Gardens/National Memorial Park en Falls Church, Virginia, el 31 de octubre de 2006.
Este es un video homenaje de los Boston Celtics al que fue sin duda, el más grande integrante de ese majestuoso equipo. Como dice una pancarta del video. “Red, tu nos hiciste grandes”



"El basket es un juego sencillo, que sólo los entrenadores han convertido en algo complicado", Red Auerbach.